Vidas sin aplausos
En estos tiempos de tecnología, cuando el ser humano se enfría y vuelve pobre a la gente, me dio la inquietud de mirar a esos «pequeños» que aún no están inyectados de esta apatía y a quienes el afán de vivir no les deja amarrarse a este sistema. Cuando aún nos podemos dar cuenta de que Dios nos da la cabeza y también el corazón, y los dos están conectados al mismo cuerpo, que el uno nos permite pensar y el otro amar. Al mirar a los personajes de estas narraciones, niños, hombres, mujeres que se suben y bajan de autobuses en una sociedad abarrotada de necesidad y dan lo mejor de ...