Los vasos comunicantes son aquellos que restablecen la unidad entre el mundo de la vigilia y el del sueño. Lo importante es 'retener de la vida despierta lo que merece ser retenido'. Por eso el sueño libera, exhibe, crea, borra la noción del tiempo y provoca una «conspiración de silencio y de noche» en torno al amor. El sueño sobrepasa la realidad y restituye la presencia de los seres amados y ausentes. La mujer, enigmática y evasiva, aparece envuelta en melancolía y soledad. Los lugares, los objetos, las personas cobran sentido auténtico al animarse por la afectividad evocadora e...