La fiesta se acabó

¿Quién puede parar el avance de las drogas sintéticas? Nadie, porque la química va más rápido que la ley. Todo empieza bien, como siempre empieza lo que acaba mal. Un gobierno legaliza la producción y comercialización de drogas sintéticas con la esperanza de multiplicar sus fines médicos. Al otro lado del mundo, un científico ambicioso descubre ahí un resquicio para lucrarse. La grieta se multiplica, las reglas del juego cambian. Es lo que ha ocurrido en silencio durante los últimos seis años: drogas nuevas e imposibles de rastrear están llenando las calles y fiestas de decenas ...