"El Viejo Violin"

Olga Breeskin, nacida el 19 de diciembre de 1950 en la Ciudad de México, es una reconocida actriz, bailarina y figura del espectáculo que ha destacado en el mundo del entretenimiento latinoamericano. Desde muy joven, Breeskin mostró un gran interés por el arte y la danza, lo que la llevó a estudiar en instituciones de prestigio y a perseguir una carrera en la actuación y la música.

Su carrera despegó en los años 70, cuando comenzó a participar en diversas producciones teatrales y programas de televisión, ganándose un lugar en el corazón del público. Conocida por su belleza y su talento, Olga Breeskin se convirtió en un ícono de la cultura popular mexicana. Además de su trabajo en la actuación, también se destaca como una talentosa bailarina, lo que le permitió participar en importantes espectáculos y giras, tanto en México como en el extranjero.

A lo largo de su carrera, Breeskin ha trabajado con reconocidos productores y directores, lo que le ha permitido colaborar en una gran variedad de proyectos. Su encanto y carisma la llevaron a ser una figura frecuente en programas de variedades, donde su talento brillaba en presentaciones musicales y coreografías elaboradas. Además, es conocida por su participación en el cine, donde ha realizado papeles que han dejado una huella en la industria del entretenimiento.

En el ámbito personal, Olga ha vivido momentos de gran intensidad y cambios en su vida. A lo largo de los años, ha estado en el centro de atención no solo por su carrera artística, sino también por su vida personal, incluyendo sus relaciones sentimentales y su familia. A pesar de los altibajos, Breeskin ha sabido mantenerse relevante en un mundo del espectáculo que cambia rápidamente.

En los últimos años, ha seguido trabajando en la industria, adaptándose a las nuevas tendencias y plataformas. Su pasión por el arte y el compromiso con su carrera la han llevado a explorar nuevos caminos, incluyendo la producción y el manejo de proyectos que resalten su experiencia y creatividad.

Olga Breeskin es, sin duda, una figura emblemática del espectáculo en México, una artista que ha sabido trascender a través de las décadas y que continúa inspirando a nuevas generaciones. Su legado en el mundo del entretenimiento perdura, y su capacidad de reinvención es testimonio de su resiliencia y amor por el arte.

Tras la ruta del hambre ofrece un sugerente y didáctico recorrido por uno de los principales problemas de salud pública del siglo XX: la desnutrición y el hambre. A través de la fórmula del ensayo autobiográfico, el autor expone su visión sobre estos problemas, al mismo tiempo que destaca la necesidad de combatirlos abordando cuestiones claves como la pobreza o la injusticia. La mejora de la alimentación y la nutrición no serían la meta, sino el camino para poder alcanzar un desarrollo integral.

La relación epistolar entre Carmen Laforet y Ramón J. Sender rebasa la idea común que el lector pueda tener sobre una correspondencia entre escritores y nos ofrece un retrato íntimo y desconocido de dos literatos que, con trayectorias claramente diferenciadas, encontraron con facilidad el afecto y las concomitancias necesarias para el que intercambio de cartas continuara a lo largo de los años sin apenas contacto personal. Con sensibilidad y elegancia, Carmen Laforet nos acerca a una de las grandes incógnitas de la literatura española de posguerra: su mutismo literario y su necesidad...

Con una escritura agradable y humorística, sin ser avaro ni recargado con las descripciones, considero que mi abuelo [Raúl Vélez González] en cierta forma, con este estilo, pudo haber sido sin saberlo el autor del primer blog de viajes en Colombia conocido. Con su pequeño cuaderno de profesor, convertido en diario de a bordo, para su mamá y el recuerdo personal, sin duda marcó un ritmo dialéctico bien parecido al de los actuales blogeros de viajes que inundan internet con sus relatos, pero más fino en el estilo, por supuesto. Debo aclarar que la decisión de publicar íntegro este...

La apasionante vida del barón Thyssen es la historia de un hombre con el que su abuelo August, un auténtico visionario que creó a fi nales del siglo xix el imperio industrial más importante de Europa, ya soñaba antes de que naciera. Con tan sólo veintitrés años, y a pesar de ser el menor de cuatro hermanos, tuvo que reconstruir el entramado de las más de cien empresas familiares, una parte de las cuales se había perdido durante la segunda guerra mundial.Hombre con temple de acero y alma de artista, el barón Thyssen, al tiempo que volvía a poner en pie el emporio familiar, daba...