Tomás Rivera nació el 22 de diciembre de 1935 en la ciudad de T excoco, México, y es reconocido como uno de los escritores más importantes de la literatura chicana. Su vida y obra reflejan la experiencia de la comunidad mexicano-estadounidense, así como las luchas y desafíos que enfrentan los inmigrantes en los Estados Unidos.
Rivera creció en una familia de agricultores que trabajaban en el campo, lo que le permitió tener un contacto profundo con la cultura y las tradiciones mexicanas. A lo largo de su infancia y adolescencia, se trasladó con su familia a California, donde vivieron en comunidades con un fuerte carácter latino. Estas vivencias influyeron en su perspectiva literaria y en su deseo de contar historias que representaran la vida de los hispanohablantes en el país.
Estudió en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde obtuvo su licenciatura en literatura. Más tarde obtuvo una maestría en literatura española. Durante su tiempo en la universidad, Rivera comenzó a desarrollar su voz como escritor y a interesarse por la literatura que reflejara la identidad chicana. En 1971, publicó su obra más famosa, ...y no se lo tragó la tierra, una novela que narra la vida de una familia mexicana en los Estados Unidos, enfrentando la pobreza y la discriminación. Esta obra es considerada un hito en la literatura chicana y ha sido fundamental para el reconocimiento de los escritores de esta tradición.
Además de ser un destacado autor, Rivera también fue un educador comprometido. Trabajó como profesor en varias universidades, dedicándose a enseñar a estudiantes de diversas culturas y promoviendo la importancia de la literatura en la vida cotidiana. En 1972, fue nombrado decano de la Universidad de California en Riverside, lo que lo convirtió en uno de los primeros latinos en ocupar un puesto administrativo significativo en una universidad de investigación. Esta labor en la academia fue un reflejo de su compromiso con la educación y la promoción de las voces chicanas en la literatura.
Rivera también escribió varios cuentos y ensayos, muchos de los cuales se centran en la identidad, la cultura y las experiencias de la gente chicana. Su estilo es conocido por su prosa poética y su enfoque en los problemas sociales, así como por su exploración de la dualidad cultural que enfrentan muchos inmigrantes. A lo largo de su carrera, recibió numerosos elogios y premios por su trabajo, incluyendo la Medalla de Oro de Bellas Artes otorgada por el Instituto de Bellas Artes de México.
El legado de Tomás Rivera va más allá de sus obras literarias. Su compromiso con la comunidad y la educación ha inspirado a generaciones de escritores y estudiantes. A través de su vida y su trabajo, Rivera abrió las puertas para que las voces latinas fueran escuchadas en la literatura estadounidense y contribuyó a la construcción de una identidad chicana más fuerte y visible.
Tomás Rivera falleció el 16 de mayo de 1984, pero su influencia perdura. Su obra continúa siendo estudiada y celebrada, y su vida es un testimonio del poder de la literatura para transformar y dar voz a las experiencias de las comunidades marginadas. La relevancia de su trabajo sigue presente en la actualidad, y su legado continúa inspirando a escritores y lectores interesados en la rica diversidad de la experiencia chicana.